martes, 21 de junio de 2011

Cerrar el círculo

Dejar ir no es olvidar.
No es no pensar al respecto, o ignorar… Dejar ir no es ganar o perder.
No es una cuestión de orgullo, no es obsesionarse o detenerse en el pasado.
Dejar ir no es bloquear la memoria o los pensamientos tristes, y no nos deja vacío, daño, o tristeza. No es una cuestión de ceder o renunciar. No se trata de pérdidas y derrotas.

El dejar ir es apreciar los recuerdos y seguir adelante. Es aprender, experimentar y crecer.
El dejar ir es ser agradecido por las experiencias que te hicieron reir, llorar, y las que te hicieron crecer. Se trata de todo lo que tienes, todo lo que tenías, y todo lo que pronto ganarás.
Dejar ir es tener la valentía de aceptar el cambio, y la fuerza para seguir moviéndose. Es darse cuenta que el corazón puede a veces ser el recurso más potente.

El dejar ir es abrir una puerta, limpiar el camino y volverse libre.